Durante el mes de octubre de 2019 recorrí el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile para ver la muestra de arpilleras de las Bordadoras de Isla Negra que celebraban 50 años de su primera exposición.
Una muestra realizada con mucho amor y profesionalismo. Algunas de las arpilleras se encontraban exhibidas de forma tal que podían verse las puntadas de los bordados tanto del derecho como del revés de la labor. Un trabajo impecable.
Escribí un post en este blog sobre esa muestra, que pueden leer aquí.
En la muestra también había un video con entrevistas a algunas de las bordadoras que era reproducido en una sala que recreaba la casa donde una bordadora se dedicaba a su tarea manual.
Al fondo del salón, sobre la derecha, en una pared se encontraba bosquejado el tapiz que componía, junto a otros, la colección original de la sede de la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAC III), que se inauguró en 1972. EL edificio en su época fue considerado un hito de la arquitectura moderna, había sido construido por obreros y voluntarios en 275 días. Tenía 35 murales, tapices y esculturas curadas por Eduardo Martínez Bonati, y creadas para el inmueble por importantes artistas de la época. En el lugar hoy funciona el Centro Gabriela Mistral (GAM).
El día del golpe de estado en Chile -11 de septiembre de 1973-, algunas de las obras fueron destruidas o tiradas a la basura, y unas 20 de ellas directamente desaparecieron. Entre éstas se encontraba una pieza única de confección colectiva que había sido bordada por 12 mujeres de Isla Negra, en la V Región de Chile.
No era la primera pieza, Chile tiene otras perdidas. Durante la dictadura sus arpilleras reflejaban la realidad de las detenciones, muerte y desapariciones, por lo que al ser testimonios de su tiempo fueron escondidas para evitar mostrar el horro de esos tiempos.
Como las Bordadoras de Isla Negra bordan escenas de la vida cotidiana que incluye escenas de la pesca nocturna, bailes tradicionales, el trabajo del campo y la actividad minera, el tapiz que se encontraba en el edificio de la UNCTAC mostraba precisamente esos momentos, con todo su color y estilo.
Dos meses antes de que se inaugurara la exposición «Bordar el Desborde» en el Museo Nacional, en agosto de 2019 la pieza aparecería, pero faltaba aún verificar su autenticidad. La pieza encontrada medía 235 centímetros de alto y 806 centímetros de ancho, y se encontraba en la casa de Valparaíso del senador Guido Girardi, quien la había comprado en 1980 en un mercado de pulgas, el Biobío.
La pieza permaneció en un bolso en la casa de Girardi, quien cuando se casó la dejó en la casa familiar. Con su segunda esposa, hacia 2012, se reencontró con la arpillera y decidieron colgarla en la casa de Valparaíso, aunque no completa por su tamaño.
Una de sus hijas, fan de cine, le comentó en 2019 que en el documental Escape había visto la arpillera. Allí comenzó el camino de la restitución.
Girardi se contactó con la Ministro de Cultura, y los arquitectos del UNCTAC, quienes reconocieron la obra como la original que estuvo colgada en el edificio.
Hoy recuperada la obra textil, demuestra nuevamente que aquello que se quiso mostrar era justamente lo que se quería decir, y que el lenguaje de las arpilleras sigue vigente casi 50 años después.
BICHA de CLAUDELINA
Fuente: The Clinic
Deja una respuesta