Cuando eramos chicos teníamos muñecos de todo tipo.

Había camiones de madera, autos de plástico, muñecas de tela, muñecos tejidos.

Este año comencé a tejer muñecos de distinto color, tipo, raza, cara.

Entre ellos tejí en punto Santa Clara un oso violeta en lana, mezcla con angora -pelo de conejo-.

También tejí otros…
El ratón de Arne & Carlos 

Cada uno fue teniendo un dueño; alguien que supiera apreciar que detrás del trabajo manual hay horas dedicadas al placer a hacer con las manos, productos para otros.
Así, el oso celeste para mi amiga Micaela de Bariloche, Patagonia Argentina.

La muñeca amish.
 
El oso blanco para mi hermana, y el conejo de Little Cotton Rabbits para mi sobrina.
Claaaro, tanto regalo, hizo que mi madre quisiera el oso violeta.
Después de todo la lana violeta la heredé de su local de lanas «Cuando cae el sol».
Entonces, preparé el oso para que cuando pasara por casa se lo llevara, peeero….apareció Cooper…
Y lo atacó….
Grrrrr…
Entonces, el oso fue enviado al Viejo Hospital de las Muñecas.
De una revista, tomé el molde del chaleco, lo sometí a cirugía reparadora, y reciclé una cinta anaranjada.
Ahora…está listo para partir a su casa nueva.
Mamá, podés pasar a buscar oso violeta.

Hasta la próxima, Bicha de Espacio Claudelina.

Ilustración por Camila Talpone